![]() Tengo 47 años y soy madre de dos hijos varones. Mi historia comienza en básica, cuando fui una destacada alumna en matemáticas, y el profesor Ortega me sugirió que podía ser ingeniera. Más tarde, al salir de 8vo básico, mis padres me matricularon en el Liceo Técnico A-112 de La Cisterna, en la especialidad de Programación. Aluciné con el Basic, el primer lenguaje con el que aprendí a Programar. En 1986 entré a la Escuela de Ingeniería de la Usach en la desconocida (hasta entonces) carrera de Ingeniería Civil en Informática y Computación. Un embarazo adolescente me hizo cambiarme a Ingeniería en Ejecución en Informática y Computación, de la cual egresé sin titularme, el año 1993. 20 años después, en 2013, me titulé en Ingeniería en Computación e Informática en la UNAB, y el año siguiente hice un Diplomado en la Facultad de Cs. Físicas y Matemáticas en la U. de Chile. Aunque no tengo jefatura, llevo 23 años trabajando en Telefónica Chile, en áreas donde habitualmente reina la presencia masculina: Redes, Tasación, Tráfico, etc... Soy inmensamente feliz con los desafíos de mi especialidad, y aunque no hago desarrollo, recuerdo con nostalgia mis tiempos de Cobol, Pascal y C. Me siento muy afortunada de vivir en esta época, con sus avances, sus tecnologías, y la conectividad global. Siento que las mujeres podemos (y debemos) destacarnos en el mundo de las Ingenierías, aportando con nuestra mirada conciliadora y metódica. Hay harto camino que andar, y las tecnologías nos permiten hacer mucho, incluso desde casa. Como yo que hoy soy parte de un proyecto piloto de Teletrabajo. Tal vez no me hubiera atrevido a contar todo esto, ni mucho menos valorarlo, si en el año 2015 no hubiera participado como guiada en el programa Mentoría de Comunidad Mujer. Mi mentora me ayudó mucho a ver todos mis logros y a creerme el cuento de que sí, sí se puede. Sí, ¡las niñas pueden! (y las no tan niñas, también) Sandra Cárcamo
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Un año después de salir del colegio, entré a estudiar pedagogía en educación parvularia en la universidad, me titulé y trabajé en ello un año, es una carrera hermosa pero no me llenaba así que por diversos motivos decidí dejarla y estudiar lo que me había motivado antes. Me puse a trabajar en distintas cosas (fui repartidora de pizzas, vendedora de insumos computacionales y encargada de un local de venta de motos y repuestos) hasta que finalmente entré a estudiar ingeniería informática (en vespertino). Esto dado que no quería que me pagaran otra carrera, esta vez lo haría por mí misma.
Ya van casi 5 años desde ese momento. Ahora estoy por terminar mi carrera de ingeniería y dado que estudio en vespertino, llevo un par de años trabajando en informática y me encanta, es un mundo inmenso de posibilidades. Actualmente soy desarrolladora de software, pero también he trabajado en gestión y calidad. El mundo de la informática está lleno de áreas donde puedes enfocar tu motivación según tus intereses y habilidades. En resumen, para todas las niñas y mujeres interesadas en este mundo: Si bien es predominantemente masculino, eso no excluye a las mujeres. De hecho, cada vez somos más, somos capaces incluso mejores muchas veces, pero eso no va por ser hombre o mujer si no por sentirse capaz y serlo, en hacer lo que te motiva sin tener que responder a las expectativas de los demás, tú haces tu camino no los prejuicios ni la opinión de los demás. Un gran ejemplo, aunque es de fuera, es Margaret Hamilton, desarrolladora de software en la Nasa en los años 60. Paula Riffo Se publicaron los resultados del Estudio de Tendencias en Matemáticas y Ciencias, TIMSS por sus siglas en inglés, que compara el desempeño de alumnos de cuarto grado (entre 9 y 10 años de edad) y octavo básico (entre 13 y 14 años).
Chile fue el único país participante de Latinoamérica, y los resultados nos ubican en el puesto 38 y 31 en matemáticas para las dos edades evaluadas, y en los puestos 37 y 30 para ciencia. La brecha de género en ambos resultados sigue arrojando un saldo negativo para nuestro país. Si bien los indicadores han mejorado en este sentido, la inequidad persiste y se refleja en que lamentablemente, hay más niños que niñas interesados en áreas como las Matemáticas y Ciencias. Conoce la nota de BBC sobre este estudio aquí. Soy doctora en química y profesora de química analítica. Actualmente desarrollo modelos estadísticos de estructura- actividad ambiental para predecir constantes de adsorción de herbicidas en suelos volcánicos y predecir a través de modelos matemáticos el transporte de herbicidas en napas subterráneas.
Lyzethly Cáceres Jensen Encuesta del INE sobre el Uso del Tiempo reveló que existe una brecha entre actividades feminizadas y masculinizadas, lo que impide la diversidad en ciertas áreas del trabajo y labores del hogar.
La ministra de la Mujer y Equidad de Género, Claudia Pascual, dice que estos resultados “nos vienen a ratificar la necesidad de las políticas públicas y la forma en relacionarnos entre hombres y mujeres”. Entre las conclusiones del Estudio, nos encontramos con que a menor nivel de estudios, existen más mujeres dedicadas a labores no remuneradas dentro de su hogar. Es decir, la Educación es fundamental para paliar esta desigualdad. Respecto a lo anterior, la directora del INE, Ximena Clark, dijo que se evidencia y cuantifica que “hay actividades socialmente feminizadas y otras masculinizadas”. Por ejemplo, de acuerdo a la encuesta, las mujeres tienen mayor participación en tareas como limpieza de ropa y calzado (70,4) y preparación de comidas (59%). En el caso de los hombres, se encuentra que tienen mayor participación en reparaciones menores (80,3%) y compras para el hogar (45,9%). Revisa más detalles en esta nota publicada por La Tercera aquí.
Recientemente fue entrevistada en Radio Duna, en el programa "Aire Fresco", Alejandra Mizala, directora del Centro de Investigación Avanzada en Educación y académica de la Facultad de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile. Habló de la desigualdad, indicando que Chile es uno de los países con mayor brecha de género en Ciencias.
Puedes escuchar la entrevista completa aquí: La Agrupación Femenina "Adelina Gutiérrez" es una organización pionera en Chile. Surge de la inquietud de mujeres que trabajan en el ámbito de las Ciencias, quienes se reunieron bajo el nombre de la pionera de la astrofísica en los años cincuenta, para trabajar en pro de la disminución de la brecha de género en STEM.
En nuestro país hay organizaciones que combaten lo mismo en carreras altamente masculinizadas, pero no existía una que las agrupara a todas, levantando datos y visibilizando la problemática. Revisa el reportaje completo aquí. Susana García-Robles, Oficial Principal de inversiones a cargo del Grupo de Financiamiento en Etapas Tempranas del FOMIN/BID y Co-fundadora de WeXchange, publicó una columna en América Economía sobre cómo las mujeres de Latinoamérica se han abierto paso en la meca de la industria tecnológica, Silicon Valley, y por qué debemos incentivar a niñas a participar de esta área del conocimiento.
En los últimos 5 años, varios factores han promovido el desarrollo de esta industria, entre los cuales se considera el auge de plataformas de crowdfunding como un elemento fundamental. ¿Qué consecuencias tiene este movimiento a nivel económico? 1- Están cambiando una cultura tan arraigada de aversión al riesgo, a una cultura donde el riesgo se acepta como parte del proceso emprendedor y de innovación. 2- Están apoyando proyectos innovadores que usan la tecnología para incursar en sectores de salud, finanzas, agronegocios, energía renovable, agua y saneamiento, educación; estos son sectores que tienen un gran impacto en mejorar la vida de las poblaciones y a la vez son los más atractivos en cuanto a su potencial de retornos financieros y escalabilidad. 3- Están incorporando de manera masiva a las emprendedoras, capturando así el talento de la otra mitad de la población del planeta, lo que asegura más ganancias. Mira la columna completa aquí.
Hace pocos días, la directora de proyectos de Comunidad Mujer, Jéssica González, fue invitada al programa de Vía X "El Interruptor" para conversar sobre la desigualdad de género que niñas y mujeres viven en nuestro país.
Habló sobre la necesidad de erradicar los estereotipos de género instalados en la cultura, y el impacto que estos tienen principalmente en la decisión vocacional de las niñas. Además, conversó sobre la campaña #LasNiñasPueden, que busca incentivar a las niñas a ser protagonistas del presente y el futuro. Revisa la entrevista completa aquí: Hay muchos ámbitos e industrias donde las mujeres todavía son miradas como extrañas. Sin embargo, hace algunos días EMOL publicó tres historias donde estos paradigmas se rompen, no solo desde el punto de vista de la inserción laboral, sino también desde su condición socioeconómica. El Observatorio de Igualdad de Género de la CEPAL asegura que, en 2015, en Chile había cerca de 9 millones de mujeres y 79,5% de ellas eran consideradas económicamente activas. No obstante, siguen enfrentándose, aún hoy en pleno siglo XXI, con dificultades en relación a la igualdad con sus pares varones y muchas de ellas viven en pobreza. Según CASEN 2015, el 12,1% de las mujeres en Chile vive en pobreza por ingresos, mientras que 20,4% se encuentra en situación de pobreza multidimensional. Se trata de poco más de la quinta parte de todas las mujeres del país. Paola Lazo es chilena. Nació en La Bandera, cerca del paradero 27. Cuenta que cuando estaba más joven estudiaba química, pero quedó embarazada, se casó, y el cuidado de la familia la hizo abandonar sus estudios. Tiempo después se separó y fue a buscar trabajo nada más y nada menos que en construcción. “Empecé en el aseo, pero tuve curiosidad y me quise superar. Mis propios compañeros y mis jefes me iban enseñando tareas relacionadas a la obra y luego tomé algunos cursos que imparte la compañía”, recuerda. Paola dice que, al incorporarse de lleno a las labores de la obra, empezó a darse cuenta de que hay gente que piensa que la construcción es un trabajo muy pesado para mujeres, cuando eso no es verdad. “Me pasaba que, cuando algunos compañeros me veían llevando una carretilla, me ofrecían ayuda porque creían que era mucho para mí. Me preguntaban por qué estaba haciendo eso si yo era mujer, pero yo les decía que no había nada de malo”, añade Paola. Blanca Pérez creció en Valera, Venezuela, junto a su madre, su padrastro y sus dos hermanos menores. Cuando llegó el momento de decidir lo que quería estudiar eligió computación. “Cuando dije que estudiaría computación todos me dijeron que mejor estudiara otra cosa, porque computación era muy difícil”, comenta. Blanca se mudó a Caracas y empezó su carrera, donde contaba, en su mayoría, con compañeros varones. Cuenta que de su grupo de 10 amigos que tenía en la universidad, solo 2 mujeres se graduaron: Ella y una chica más. “Tomaba materias que eran muy difíciles y los profesores quedaban impresionados de que hubiera mujeres en esos cursos. Una vez un profesor me dijo que en 4 años que llevaba dando una materia, era la primera vez que tenía una estudiante mujer”, recuerda Blanca. Emilia Feliú nació y estudió en Santiago y, luego de vivir un tiempo en Madrid, regresó a Chile. En el año 1994 quedó embarazada de su primer y único hijo; eso la llevó a desempeñarse como corredora de propiedades pues, como no contaba con el apoyo del padre de su bebé, necesitaba una entrada de dinero para sostener a su familia.
“Ha sido difícil. En el último tiempo pasé una mala racha con el tema de las propiedades y estuve a punto de vender mi vehículo, pero mi hijo me hizo pensarlo dos veces. Me ayudó a inscribirme en Cabify y así terminé siendo conductora de transporte de pasajeros”, cuenta Emilia. Según Emilia, en un principio tuvo miedo porque era un rubro en el que no suele haber mujeres, pero luego superó ese miedo . “A la gente le llama la atención cuando me ve llegar. Me dicen ´uy, es la primera vez que me toca una mujer´, y les parece muy agradable. Encuentran que las mujeres somos más precavidas y cuidadosas”, indica. |
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Julio 2018
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